Parece
que fue ayer y han pasado cuatro años
desde las últimas elecciones municipales y autonómicas. Es la hora de hacer
balance, pero sobre todo, es la hora de decidir nuestro voto. En esto de las
elecciones no se debe actuar por impulso, por la moda o porque mi amigo o amiga
milita en tal o cual partido. Aunque parece que no está de moda o que estándolo
se la intente desvalorizar, la ideología juega un papel central en la decisión:
la ideología y la ética. El binomio no se debe separar anteponiendo el uno al
otro aludiendo razones de orden político, económico, estratégico o cualquier
otro como ya propusiera Maquiavelo en su obra El Príncipe.
Volvemos
a enfrentarnos, nuevamente, a un dilema moral: el dilema del votante. Dilemas
morales sobre conflictos entre los deberes éticos personales y los deberes
cívicos; entre los relativos a la conciencia de la persona y los que le imponen
las leyes jurídicas; entre votar al que debo o votar al que me interesa. Muchas
veces, nuestra flaca memoria, la nula memoria histórica de la que hacemos gala,
nos hace perder de vista la trascendencia de la elección y no nos acordamos de
las promesas incumplidas, de los derechos alienados, del atropello al Estado
del Bienestar manifestado en el desmantelamiento de la sanidad, la educación,
los servicios sociales y la pérdida del valor de la igualdad, ética y
jurídica, como herramienta para generar
una sociedad más justa. En definitiva, no nos acordamos que en la última
legislatura a los ricos les prescribieron
los delitos y a los pobres los derechos.
Así
las cosas, parece que es el momento de desempolvar los recuerdos de las
acciones o inacciones de nuestros representantes políticos durante los últimos
cuatro años para analizarlos y tomar una decisión acerca de nuestro inalienable
derecho al voto. Y aquí comienzan los dilemas. El primero que se nos plantea es
el relativo al de nuestra identidad ideológica: Supón que tu partido ha legislado incumpliendo las promesas electorales
y en contra de los derechos de la ciudadanía y necesita tu voto para seguir en el poder, ¿le darías
tu voto o lo castigarías para sea consecuente con lo que promete? A partir
de aquí tienes que posicionarte y dejar al descubierto tu catadura moral para
dejar de parecerte a aquellos que justifican lo injustificable con frases como,
todo lo que se refiere a mí y que figura
allí no es cierto, salvo alguna cosa que es la que han publicado los medios de
comunicación. (M.R. 04/02/2014)
El
segundo es el referido al mantenimiento y fortalecimiento del Estado del
Bienestar, especialmente en lo concerniente a tu municipio: Supón que el grupo de gobierno de tu
municipio ha gobernado pensando más en sus intereses partidistas, incumpliendo el
principio de equidad e igualdad y en
contra de los intereses generales de la ciudadanía y necesita tu voto para seguir gobernando, ¿Qué pesaría
más en tu decisión, la afiliación y simpatía hacia ellos o la valoración ética
que exige un castigo en las urnas? Para ello, tenemos que hacer un
recorrido por sus áreas de gobierno y ver sus acciones o inacciones en cada una
de ellas ya que son el referente para poder posicionarnos éticamente.
En sanidad. ¿Cómo está atendido el derecho a la salud en tu
municipio? ¿Cuál ha sido la inversión municipal en las áreas de su competencia?
¿Se ha avanzado, estancado o retrocedido
respecto del punto de partida de las anteriores elecciones? ¿Trabaja en
colaboración con las autoridades sanitarias y respeta su autonomía? En educación. ¿Se ha implicado en la
educación de sus vecinos? ¿Ha colaborado con las autoridades académicas o se ha
extralimitado en sus funciones invadiendo las competencias que le corresponde a
los Consejos Escolares de los Centros Educativos? ¿Ha velado para que los
intereses generales del municipio primen sobre los intereses particulares de
los Centros en pos de la calidad de la enseñanza? En servicios sociales. ¿Ha atendido los casos de auténtica
necesidad alimentaria sin tener en cuenta su afiliación política? ¿Se ha preocupado
más de la estética (bailes, fiestas,
pase de modelos, etc.) que de la ética (reparto de alimentos, ayudas sociales,
necesidades de vivienda, etc.)? ¿Se ha comprometido con los más necesitados
invirtiendo recursos en solucionar sus problemas, especialmente con los
parados, en estos tiempos de crisis económica? ¿Ha sido su prioridad los
ancianos y los servicios que los atienden? Y así en cada una de las demás áreas.
Otro
dilema tiene que ver con el talante democrático y las relaciones con la
oposición, ya que no podemos olvidar los derechos de las minorías y la
saludable cooperación entre los partidos políticos cuando del interés general
se trata: Supón que el grupo de gobierno de
tu municipio ha gobernado desatendiendo el derecho de las minorías,
menospreciando la vía del consenso y judicializando la política municipal y
necesita tu voto para seguir gobernando,
cuál sería tu decisión, ¿te alinearías con esa forma de hacer política o
procurarías un cambio en el talante de los ediles promoviendo un cambio en las
urnas? Para ello, sólo tenemos que hacer un recorrido por los Plenos del
Consistorio y ver cómo han sido: se acepta con espíritu democrático los reproches
mutuos; se tiene en cuenta las aportaciones de la oposición o las desprecia por
su debilidad numérica; se intenta el acercamiento en las posturas, buscando más
lo que los une (el interés general de los vecinos) que lo que los separa (las
siglas del partido); los Plenos son la oportunidad para el encuentro común o la
excusa para el linchamiento político; los vecinos son bienvenidos a los Plenos
y se potencia su participación o se les ningunea y condena al ostracismo.
Estos
dilemas, entre otros que te puedas plantear, y las soluciones que propongas fortalecerán
la democracia y la participación ciudadana. El absentismo pasaría a la historia
y la política recuperaría su vocación inicial: la del gobierno de la polis
desde el servicio a los demás. La ciudadanía recobraría su papel central y no
harían falta salvadores de la Patria ni marcas blancas que vengan a ocupar
espacios vacíos dejados por la inacción o desmesura de algunos ediles ególatras
o partidos al servicio de la economía. Si esto ocurriera se daría paso al matrimonio
entre la ciudadanía y la política, a las nupcias entre el Estado de Derecho y
el Estado del Bienestar, al enlace entre el político y el interés general de
los ciudadanos. En definitiva, como escribe Sabina en una de sus canciones de su
disco 19 Días y 500 Noches, titulada Noches de Boda, y que canta
maravillosamente al unísono con la gran Chavela Vargas, se crearían todas y
cada una de las estrofas que el poeta urbano describe con la maestría que lo
caracteriza:
Que el maquillaje no apague tu risa,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas,
que el equipaje no lastre tus alas,
que el calendario no venga con prisas,
que el diccionario detenga las balas,
Que las persianas corrijan la aurora,
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
que gane el quiero la guerra del puedo,
que los que esperan no cuenten las horas,
que los que matan se mueran de miedo.
Que el fin del mundo
te pille bailando,
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana
que el escenario me tiña las canas,
que nunca sepas ni cómo, ni cuándo,
ni ciento volando, ni ayer ni mañana
Que el corazón no se
pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel.
Que todas las noches
sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
que todas las lunas sean lunas de miel.
Que las verdades no
tengan complejos,
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
que las mentiras parezcan mentira,
que no te den la razón los espejos,
que te aproveche mirar lo que miras.
Que no se ocupe de tí
el desamparo,
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
que cada cena sea tu última cena,
que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por
menos de nada,
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
que no te vendan amor sin espinas,
que no te duerman con cuentos de hadas,
que no te cierren el bar de la esquina.
Que el corazón no se
pase de moda,
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel
que los otoños te doren la piel,
que cada noche sea noche de bodas,
que no se ponga la luna de miel
Que todas las noches
sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
que todas las lunas sean lunas de miel.
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